Rumania

RO_1 | Danza tradicional "brâul"

El "brâu" de la montaña del Banat, una danza masculina muy rápida y llena de vitalidad interpretada por muchachos sentados en semicírculo con las manos sobre los hombros y formando una cadena, pertenece al repertorio pastoril. Su vestuario se basa en el contraste entre el blanco y el negro. El elemento distintivo de esta danza son los rápidos movimientos de piernas. Los pasos marcados del "brâu" son de gran energía, con un ritmo variado y una agradable diversidad de tempos. Los bailarines realizan diferentes figuras artísticas, golpeando el suelo con movimientos armoniosos que completan con figuras de elevación, torsión y balanceo de piernas. La profunda pasión de esta danza hace que el movimiento de las piernas hacia dentro y hacia fuera parece que se funda en uno único ritmo.
Los lugareños conocen el "brâu" por sus antepasados. Con el tiempo, perdió su función pastoril y pasó a formar parte de espectáculos. Aún hoy, los jóvenes del pueblo lo interpretan con gran orgullo durante las fiestas. El "brâu" expresa la gran vitalidad de los bailarines como representantes de la zona de montaña, su vigor, su carácter apasionado y su especial orgullo. Asimismo, transmite elementos auténticos de la espiritualidad rumana, la forma en que nuestros antepasados manifestaban sus sentimientos.

(Imagen: © Lucia Elena Popa)

RO_2 | Ritual navideño "Colindatul"

Cantar villancicos o “colindatul" es una de las costumbres rumanas más extendidas y conocidas. La alegría del nacimiento del Salvador se refleja en gestos, textos ceremoniales cantados y danzas. Los cantores, con los ojos llenos de esperanza, fe y amor, anuncian la buena nueva del nacimiento del hijo de Dios en cada casa, deseando a todos salud, felicidad y prosperidad para el año siguiente. Los anfitriones les recompensan con alimentos y platos tradicionales: pasteles, panecillos, manzanas, nueces, salchichas... y les invitan a unirse a ellos en la cena de Nochebuena. Desde el atardecer hasta el amanecer, las calles de los pueblos resuenan con las voces de los cantores de villancicos que, vestidos con trajes tradicionales, van de puerta en puerta, recordando el momento en que los Reyes Magos de Oriente siguieron la estrella que les guió hasta el Portal de Belén.
Los villancicos, cantados desde la Nochebuena hasta la Epifanía, también en las iglesias, se transmiten de generación en generación, considerándose un precioso legado que recoge pensamientos, palabras, sentimientos, fe ancestral, amor, comunión e historia. Algunas familias eligen un villancico del amplio repertorio rumano como el villancico de esa casa, y se hereda de padres a hijos.

(Imagen: © Ana Ghiaur)

RO_3 | El arte de la blusa tradicional "ia"

La "ia" es una de las prendas más antiguas del traje popular rumano. Esta blusa tradicional rumana ha ocupado y sigue ocupando un lugar destacado en el alma del pueblo rumano. Los bordados, ricos, únicos, a mano y muy minuciosos, fascinan por su belleza y originalidad. Los símbolos bordados en el delantero, la espalda o las mangas hablan de la vida y la familia de las mujeres que bordaban estas camisas; de la zona geográfica en la que se confeccionaban (pues son diferentes de una región a otra), pero también de las inquietudes artesanales del pueblo.
Desde la antigüedad, los diseños populares rumanos han expresado muchas cosas sobre la espiritualidad del pueblo. Además de su función estética, representaban una forma de expresión para quien los llevaba. El diseño muestra la zona de origen, el estatus social, el material, el estado civil, la edad o la ocupación de la persona. Los colores tienen una importancia especial en el traje popular rumano, ya que son específicos de la zona geográfica en la que se elaboró la blusa, pero también se adaptan a la edad de la mujer que lo lleva, así como a su estatus social. El color ofrece otros detalles: el azul y el plateado se utilizaban para simbolizar el agua y los ríos (un motivo frecuente en la cultura popular rumana); el dorado y el verde eran colores utilizados para representar la llanura; el rojo y el marrón simbolizaban las regiones montañosas.

(Imagen: © Ana Zlibut)

RO_4 | Elaboración de la comida tradicional "sarmale"

El "sarmale" es uno de los platos más apreciados en Rumanía. Aunque se considera un plato tradicional rumano, tiene sus raíces en el Imperio Otomano. El "sarmale" se cocina desde Oriente Medio hasta los Balcanes y Europa Central, pero las recetas varían de un país a otro. Este plato goza de aprecio en todo el país y puede considerarse un plato con un simbolismo especial. La olla de barro para el "sarmale" está presente en casi todos los hogares rumanos y se dice que es clave para obtener un sabor auténtico.
Los "sarmale" más comunes se preparan con hojas de col (dulces o en escabeche), pero también con hojas de vid. La frecuencia y popularidad de su preparación es cada vez mayor, tanto en las celebraciones familiares y religiosas como en los eventos culturales. Los "Sarmale", una mezcla de carne picada de cerdo y ternera, arroz, cebolla, huevo, eneldo, sal y pimienta cuidadosamente enrollada en hojas de chucrut, tienen diferentes tamaños según las regiones de Rumanía. Los "sarmale" se colocan en filas en la olla de barro. Luego se cubren con agua y se ponen 2-3 hojas de laurel -también se pueden poner costillas ahumadas encima-. Se cocinan a fuego lento y, al cabo del tiempo, el olor específico se hace tentador e inconfundible. Después de 3-4 horas, cuando el plato está listo, se puede servir con polenta y nata. Es un plato muy sabroso y apreciado.

(Imagen: © Carmen Firu)

RO_5 | Peregrinación al Monasterio de Nicula

El Monasterio de Nicula -un monasterio de monjes dedicado a la Asunción de la Santísima Virgen María situado en el condado de Cluj- es uno de los asentamientos monásticos más antiguos de Rumanía. El primer testimonio de la existencia de una iglesia de madera data de 1552. La iglesia del monasterio ha albergado el famoso icono milagroso de la Virgen con el Niño, pintado sobre una tabla de abeto en 1681 por el sacerdote Lucas de Iclod. Según un informe redactado por soldados austriacos, el icono lloró durante casi un mes, entre el 15 de febrero y el 12 de marzo de 1699, presagiando así los problemas que iban a producirse. Tras este acontecimiento, el monasterio de Nicula se convirtió en uno de los lugares de peregrinación más importantes del norte de Transilvania.
La peregrinación se celebra en agosto. Decenas de miles de creyentes se dirigen a Nicula, algunos recorren incluso más de 100 km de distancia, respetando las antiguas tradiciones. En la noche del 14 al 15 de agosto se celebra el servicio de la Santa Vigilia de la Virgen, tras el cual se saca el icono de la iglesia y un consejo de sacerdotes rodea el edificio religioso con el icono de la Madre de Dios al frente. El 15 de agosto se oficia la Santa Misa, seguida de una comida ofrecida a todos los peregrinos.

(Imagen: © Elena Stefanut)

RO_6 | Práctica cultural relacionada con el 1 de marzo "Mărţişorul"

El "Mărțișor" es un adorno atado a un cordón trenzado de hilo blanco y rojo que aparece en la tradición rumana y búlgara (Martenita), así como en los Balcanes, entre los aromanos y megleno-romanos. Los "mărțișoare" se llevan en la mano izquierda o en el pecho, a partir del 1 de marzo y durante 10 días, dos semanas o un mes. Se dice que si pides un deseo mientras cuelgas el "mărțișor" en un árbol después de llevarlo, tu deseo se hará realidad. Aunque los niños suelen regalar "mărțișoare" a las niñas, en Banat, Bucovina, Bistrița-Năsăud, Maramureș y parte de Moldavia, las niñas también ofrecen "mărțișoare" a los niños, que a su vez hacen regalos a las niñas el 8 de marzo.
A través de la tradición de dar y recibir este símbolo de la primavera, la gente muestra su alegría por la llegada de la nueva estación y transmite su cariño a la persona a quien se regala el "mărțișor". En la tradición popular se conocen tres mitos: "El poderoso que liberó al sol", "La lucha de la primavera con el invierno" y "El hermano y la hermana del príncipe". A principios de abril, los árboles se decoran con "mărțișoare" en la mayoría de los pueblos rumanos y moldavos. Esta hermosa tradición primaveral forma parte de la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO desde diciembre de 2017.

(Imagen: © Ana Zlibut)

RO_7 | Proverbios y refranes

Proverbio' proviene de la palabra latina 'proverbium', que significa: "enseñanza moral popular nacida de la experiencia, expresada mediante una fórmula sencilla y sugerente, generalmente metafórica, y a menudo rimada (la musicalidad facilita su recuerdo)". Los proverbios y refranes -también llamados palabras del espíritu o de los mayores- son anónimos. Proceden de la sabiduría milenaria del pueblo rumano, que a lo largo de los siglos ha vivido multitud de acontecimientos que generaron todo tipo de situaciones, en algunas de las cuales identificaron virtudes y en otros vicios, de los que los rumanos han extraído enseñanzas. Algunos ejemplos son: "Lo que haces bien, lo encuentras bien hecho", "No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti", "A quien madruga, Dios le ayuda", "Dime con quién andas y te diré quien eres, "En el país de los ciegos, el tuerto es el rey" y "El país arde y la abuela se peina".
Estas expresiones se utilizan en determinados contextos, y el interlocutor entiende el mensaje al instante. Hace cientos de años, los proverbios y refranes se consideraban reglas de conducta que la gente seguía. Al estar llenos de sabiduría, los proverbios rumanos pueden leerse siempre que se necesita un consejo. Estos consejos han sobrevivido al paso del tiempo.

(Imagen: © Mirela Carp)